22 de diciembre de 2007

De reyes, duques y de Brasil


Amigos.


Volví de Brasil. Allí, ya sabéis, las muchachas no hacen top less porque prefieren mostrar, en la intimidad, las marcas del biquini. Eso, dicen, erotiza. En la playa de Copacabana, por la noche, me tomé dos ginebras escuchando un grupo en directo que hacía versiones de Jobim. En la playa de Ipanema hice una foto.


Otro día, mientras cenemos, os cuento más.


El número de los paganos muertos se elevó a mil quinientos. Los cristianos les abrieron el vientre a todos ellos, encontrando en su interior gran cantidad de oro y de plata; conservaron sus hígados para hacer con ellos medicinas


El libro Ricardo Corazón de León, Historia y leyenda es un libro temible. Hubo gente muy mezquina en el siglo XII. Felipe Augusto, Rey de Francia. Juan Sin Tierra. Enrique II. Leonor. Hasta este Ricardo. Patán. Venció en dos medias batallas a Saladino y Saladino se rió de él. Fue trovador. Muy malo. Arrogante. Guerrero hasta la locura.


Ahora estoy leyendo la biografía del III Duque de Alba, editada en Atalanta. Un amigo, creo, habló de ella. Babeo.


Leer libros así hace que cueste ir, cada mañana, al trabajo. Que cueste más. Nuestra épica no tiene cronistas.


El nombre de este Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo, se ha utilizado durante siglos para atemorizar a lo niños de los Países Bajos.


Me molesta mucho que en la tele se rían de la Duquesa de Alba, Cayetana. Es una mujer muy vieja, y en qué familia no ha habido una abuela que dijera tonterías. Pero es que esta mujer se crió en el Palacio de Liria y comió bajo el cuadro de Tiziano que muestra al Gran Duque a los 56 años. Todavía invicto e invicto hasta la muerte. Con el Toisón de Oro. Vestido de negro. Feroz.


A los 5 años su abuelo Fabrique, II Duque de Alba, lo llevó a conocer el barro y el hedor de las batallas.


Su amigos de todos la vida fueron Boscán y Garcilaso de la Vega. Es el Albino de la 2ª Égloga.


Adiós, amigos.



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