12 de enero de 2008

Irlanda



William Butler Yeats nació protestante en Dublín y fue rechazado durante treinta años por Maud Gonne. En 1917 se casó con la hija de Maud, Iseult.


Era nacionalista irlandés, como sabéis. Una de las pocas formas nobles de ser nacionalista, si hay alguna forma noble de ser nacionalista. Acaso. Pero sobre todo fue un estudioso de la mística, la magia, lo que pocos saben. En 1901 escribió que "los límites de nuestros recuerdos se hallan en estado de fluidez y nuestras memorias forman parte de una inmensa memoria, la de la Naturaleza misma". Era lector atento de Blake. Divulgó parte de lo que sabía es sus obras completas.


Otros miembros de esos grupos secretos, subterráneos, le criticaron que hablara lo que sólo ellos debían escuchar.


Creo los irlandeses conocen algunos secretos que no quieren contar. A mediados del siglo XIX eran 8 millones de habitantes. Más de 1 murió durante el hambre de la patata. Casi cuatro emigraron. Dicen que aquellos hambrientos parias apenas llevaban con ellos el espíritu irlandés.


Tal vez fue entonces que hubo reuniones entre algunas sectas con una única conjura. Hacer que los hijos de sus hijos pudieran un día volver de América ricos. Hoy Irlanda es uno de los países más opulentos de Europa.


Es ese tipo de insularidad. La de Islandia. La de Malta. O Groenlandia o Menorca o Madagascar. O Sicilia.


En Sicilia todavía niegan que la mafia exista. En los viejos tiempos, cuando dos hombres de honor, dos miembros de Cosa Nostra, se veían, no podían hablar de su común pertenencia a la la Mafia. Debía ser un tercer mafioso, conocido de ambos, quien debía hacer las presentaciones y llevar la conversación. Uno de los ritos de iniciación es sangrar el dedo índice de la mano con la que se dispara y con esa sangre manchar una imagen sagrada de la Anunciación. Después la imagen se quema.


Me refiero a secretos así.


Creo que Nan Mcarthy, de 73 años, viuda de John Mcarthy, sabía ese tipo de cosas. Nos alojamos en su granja durante 5 días. Su marido está enterrado en un antiguo monasterio franciscano que fue abandonado en 1642. Entre las ruinas, sólo se reproducen las tumbas. Las cruces latinas y celtas. Da mucho miedo. Tengo fotos que no he querido volver a ver. Pero cuando la señora Mcarthy miraba a mi hijo, yo lo protegía entre mis brazos. Y esas noches no dormí.


Pero no. No me haré gaitero. En realidad de Irlanda lo que me gusta es la lluvia lenta, los páramos, la costa sin playas, sin gente. Que Irlanda es la Inglaterra que Inglaterra ya no es.


La de la casa de Dublín en el que sucede el cuento "Los muertos" de James Joyce. Junto al río. Entre un taller mecánico y un pub en el que me bebí una cerveza en vuestro honor un sábado por la tarde.


Mi lectura estos días ha sido Montaigne. ¿No pensáis que los Essais es uno de los diez libros de los que leeríais un página cada día durante toda la vida?


"Odio a muerte parecer adulador; lo que hace que adopte de forma natural un hablar seco, directo y crudo, que tiende a desdeñoso para aquel que no me conoce otra cosa. Honro más a quien menos honores hago; y cuando anda mi alma con gran alegría, olvido los pasos de la apariencia. Aquellos a los que quiero, me ponen en un aprieto si he de alabarlos y soy parco y

huraño con aquellos a los que pertenezco por entero: paréceme que han de leerlo en mi corazón y que la expresión de mis palabras va en perjuicio de mi sentimiento"


Adiós. Amigos.